lunes, mayo 28, 2007

Contando besos


Gustav Klimt, The kiss (1907)

Mi hermana María y nuestro cuñado Siscu y sobrina Ana vinieron ayer a casa de visita.

Cuando se iban, Siscu nos comentó que una de las cosas que le había costado al principio de conocer a los hermanos de su mujer fue el que nos besásemos siempre al decirnos hola y al decirnos adiós al ir de visita a casa. Sinceramente, no todos mis hermanos son tan cariñosos.

Mi mujer y yo comentábamos que nosotros dos somos terriblemente cariñosos, y a veces casi hasta pegajosos, porque andamos dándonos besos por cualquier rincón y con cualquier excusa (o sin ella). Muchas veces me pregunto cuántos besos nos habremos dado desde que nos conocemos... cientos de miles, sin duda.

Charlamos unos minutos sobre si lo cariñosos que son los niños está influido directamente por cómo son de cariñosos sus padres o cómo demuestran su afecto en público. Mi mujer y yo creemos firmemente en que hay una relación directa entre cómo son de cariñosos los padres y cómo resultan ser de cariñosos sus hijos... Aunque no tenemos hijos con los que demostrar nuestra teoría.

Siscu nos contaba que uno de los recuerdos que tiene de cuando era pequeño es que él no era muy cariñoso, y que no le gustaba dar besos a sus tíos, tías y primos. Por otro lado, recuerda que se le daban muy bien las matemáticas en el colegio, especialmente las tablas de multiplicar.
Así que lo primero que hacía al llegar a casa del familiar al que visitaban era quedarse rezagado para tener tiempo a contar cuántas personas había en esa casa. Contaba: una, dos, tres,... siete y ocho. Y entonces multiplicaba por dos besos a cada uno y sabía la cifra de besos que le tocaba dar, por las buenas o por las malas. Ufffff... ¡¡dieciseis en total!!

Ana nos dió dos besos a cada uno sin insistir demasiado. Esta niña está madurando.

jueves, mayo 24, 2007

No he desaparecido!!

Ya os podéis imaginar... trabajo, trabajo y más trabajo...
¡Prometo seguir teniendo las orejas abiertas!

Un abrazo a todos y a todas
J.